Ésta investigación intenta acercarnos a la relación que se establece entre el rock cristiano y la Iglesia evangélica pentecostal. Partimos de dos observaciones participantes y diez entrevistas realizadas a fieles jóvenes residentes en AMBA . Analizando sus discursos veremos cuáles son sus opiniones, gustos y cómo viven; así como el modo en que se va apelando a la emocionalidad mediante la música y otras formas de expresión. Aquellos jóvenes que escuchan rock no se reconocen como fanáticos, pues rechazan la idolatría, únicamente se puede adorar a Dios. La Iglesia Evangélica incorpora el rock y otros géneros populares en el culto permitiendo una conexión más cercana de los fieles con su Dios al que sienten como un \"padre\" o un \"amigo\". A su vez, la institución eclesiástica incentiva la formación de grupos musicales entre los jóvenes quienes brindan música para el culto generando un compromiso de concurrencia permanente a la Iglesia en ensayos y ceremonias. Los jóvenes, que como vemos tienen un lugar central en esta institución, hacen propia la música de alabanza de dos formas: escribiendo canciones con ritmos actuales pero con temas dirigidos a Dios y tomando letras tradicionales a las que adaptan a ritmos modernos. Además, observaremos el significado que éstos le otorgan a la simbología relacionada al rock cristiano, cómo mediante las logomarcas que portan en sus cuerpos van realizando una anexión blanda de territorios, creando franjas identitarias. La práctica de ésta religión y sus valores son aplicados en todos los ámbitos y momentos de sus vidas. El Rock es entonces resignificado, dando permanentemente un lugar central a Dios. Por esta razón, sus fieles hacen referencia a un \"estilo de vida\" y no a una religiosidad. El rock cristiano opera eficazmente como medio de reclutamiento de fieles jóvenes quienes, en principio atraídos por la música, comienzan a ser \"predicados de la palabra de Dios\"