Los antecedentes en relación a la noción de resistencia son vastos en el campo académico de la enseñanza y la investigación en sociología de la educación y en pedagogía (Willis, 1977; Baudelot y Establet, 1976; Giroux, 1983; Erickson, 1984; Rockwell, 2006), también en los campos académicos de las ciencias sociales y filosóficas (Gramsci, 1974; Foucault, 2006; Deleuze y Guattarí, 1988; Scott, 2000; Lazzarato, 2006), de la psicología (Kristeva, 1999; García Hodgson, 2005), así como en los debates en torno de los movimientos sociales (Negri, 2001; Houtart, 2001; Zibechi, 2008). En este trabajo nos preguntaremos por las particularidades de la resistencia en el presente atendiendo a cómo son vistas, significadas, procesadas, reguladas y hasta transformadas desde las diferentes miradas de docentes, estudiantes y familias. Esto es, cómo los modos de hablar, pensar y hacer generan en las escuelas diversas y heterogéneas dinámicas institucionales en función de las condiciones históricas. La hipótesis a desarrollar es que la noción de resistencia ya, tal como señala Rockwell (2006), “no llevan a la reproducción del ciclo de fracaso escolar y social” (p. 6), por tanto la caracterización de esas prácticas nos puede ayudar a comprender y describir de qué maneras se contrarrestan los mecanismos sociales y escolares que aseguran esa reproducción, por tanto las desigualdades sociales y escolares, qué técnicas y estrategias utilizan para acompañar o no esos procesos.