Desde fines del siglo XX, los procesos de regeneración urbana han marcado su sello en los centros históricos de muchas ciudades latinoamericanas; la regeneración urbana no significa solamente una transformación arquitectónica del espacio que busca embellecer y restaurar el patrimonio histórico cultural de dichos centros, es también un proceso social violento a través del cual se desplaza a los habitantes raizales en otro lugar. Empero el término de regeneración urbana da solamente cuenta de una cara de la realidad, la de la transformación del paísaje; por ello, se habla también de la gentrificación que alude al proceso a través del cual se desplaza paulatinamente a la población original por otra de un mayor poder adquisitivo. Gestemaní, es un caso de estudio interesante para dar cuenta de este doble proceso. Historicamente, en el centro historico de Cartagena de Indias se alojó la clase aristocrática y en Getsemaní habitaban los cortesanos, militares, artesanos de la época colonial, grupos de resistencia al regimen español como “los Lanceros de Getsemaní”, hombres destacados como el almirante Prudencio Padilla y el escritor Manuel Zapata Olivella entre otros; de manera paralela en ambas sectores nacia una arquitectura que engalanaba con sus casas, iglesias, balcones encerrados por murallas.