Desde el inicio del ASPO el Estado no dejó de funcionar y través de sus trabajadorxs hizo notables esfuerzos e implementó propuestas superadoras para acompañar al Pueblo Argentino para enfrentar la pandemia; el Ministerio de Salud y sus organismos descentralizados fueron protagonistas de esta demanda. Es de interés analizar la implementación del trabajo remoto, la actividad presencial esencial y las nuevas tecnologías de información y comunicación en los organismos que organizaron y condujeron el tránsito por este desafío durante 2020 y 2021; sus implicancias sobre los derechos laborales de trabajadorxs, las demandas de cuidado y atención de familiares que recaen principalmente sobre las trabajadoras, el ejercicio de la negociación colectiva y los riesgos de la desigualdad, la escasez de recursos, la descomposición espacio-temporal de la separación entre el trabajo y el ocio, así como las consecuencias sobre otras problemáticas asociadas a la hiperconectividad, flexibilización y precarización laboral. Además, el trabajo remoto mal entendido entraña una amenaza latente a la organización colectiva y sus herramientas. Asimismo, menoscaba estructuras y relaciones interpersonales entre trabajadorxs que aportan sus mejores saberes y experiencias para renovar y repensar las políticas que atenúen los efectos demoledores del COVID-19, den respuestas efectivas y transformen la realidad.