El asentamiento de inmigrantes urbanos en el medio rural, a lo largo de las dos últimas décadas, es uno de los procesos que viene transformando el paisaje social de muchos pueblos de la Argentina y de modo particular del Valle de Traslasierra, Córdoba. Esta tendencia de reestructuración poblacional y residencial, que tiene a bien por el momento denominarse “neorruralidad”, es un fenómeno escasamente problematizado en el ámbito de las ciencias sociales en general y de los estudios sobre comunicación/cultura, migraciones y movilidades, específicamente. En esta comunicación, presentamos distintos perfiles identitarios de migrantes y las razones por las que deciden trasladar su lugar de residencia de la ciudad al campo. En este caso, no se trata sólo de un cambio de morada habitual, sino de una decisión que implica un proyecto de vida fundamentado, según argumentan ellos, en el rechazo a la sociedad urbana y de consumo y en la búsqueda de amenidades. Esta disposición, hoy minoritaria, revela un proceso social, demográfico, cultural, económico y político, donde la revalorización de los espacios rurales y la desvalorización residencial de los espacios urbanos se convierte en una característica de este tiempo.