El lugar central que ocupa el cine en la transmisión de los múltiples efectos del genocidio perpetrado en Argentina durante la última dictadura cívico-militar es incuestionable. Aquí, nos proponemos analizar algunas películas de ficción realizadas durante las dos décadas pasadas que trabajan uno de esos efectos: la construcción de la identidad de los hijos de los desaparecidos. Intentaremos echar luz sobre cómo se intenta llenar de sentido a partir de la expresión artística a la experiencia de la desaparición forzada de personas, que quiebra el sentido y el lenguaje tal como lo conocemos Entendemos que el cine, en tanto producto social y cultural, nos permite visibilizar las representaciones elaboradas, las vuelve accesibles, ya que pone en escena modos de hacer y decir socialmente vigentes en un momento determinado. Al mismo tiempo, en tanto que practica artista, le permite a su autor desplegar su subjetividad, e interpelar al espectador, potenciar su comprensión de los problemas que plantea, interrogarlo, conmocionarlo. Nos acercaremos a los films seleccionados planteandonos interrogantes a elucidar del tipo: ¿cómo se enfrenta al problema de la construcción de la identidad una persona cuya experiencia sale de la “norma”?, ¿qué problemas acarrea el hecho de la mediación técnica en la transmisión de esa experiencia?, ¿hasta que punto estas obras permiten la elaboración social del trauma y no se convierten en lo que Benjamin llama estetización de la política?, ¿cómo interpelan al espectador?, ¿qué autonomía respecto de lo que Adorno llama industria cultural logran estas producciones?. Dar respuesta a estos y otros interrogantes que guían nuestra indagación supone ser conscientes de las contradicciones que el discurso de esta generación de hijos nos plantea y del lugar central que la producción artística juega en la transmisión y elaboración social de los efectos de la desaparición.