A partir de los cambios epidemiológicos de las enfermedades crónicas en la infancia y la adolescencia se suscitaron transformaciones en el modelo de atención en salud. Por su parte, la institución escolar dio respuesta a estas nuevas circunstancias generando nuevos dispositivos escolares al establecerse en el ámbito hospitalario. Ambas instituciones, la escolar y la hospitalaria, ejercen un poder normalizador que opera como mecanismo de control social de la población, en general, y de la infantil, en particular (Carli, 2003; Milstein, 2003). En la escuela hospitalaria los niños deben internalizar ciertas convenciones y, por ende, aprender a 'ser alumnos' (Milstein y Mendes, 1999) a la par que internalizan convenciones propias del hospital y, por consiguiente, aprenden a 'ser pacientes'. Mi interés por comprender esta doble figura de 'alumno paciente' me llevó a realizar un primer período de trabajo de campo en la Sección de Internación de Hematología y Oncología del Servicio de Pediatría del Departamento Materno Infantil del Hospital Nacional Prof. A. Posadas, situado en el oeste del conurbano bonaerense en la provincia de Buenos Aires (Argentina). En esta ponencia describiré algunas situaciones vividas en la sala con los niñ@s, las maestras, las madres, los médicos y otros miembros del equipo de salud que me permitirán esbozar un primer análisis acerca del 'cuerpo enfermo' y la construcción de aprendizajes escolares (Csordas, 2001; Cohn, 2002; Citro, 2006)