El tema del presente ensayo es dar una visión sobre determinados sectores en la aduana a fines del primer Gobierno del APRA, a fines de la década de los 80 y sobre el tejido de corrupción que la envolvía, en el presente trabajo al describir el lado oscuro y secreto en dichos sectores de la aduana lo hacemos a partir de considerar que lo real es relacional, según señala Bourdieu “hay que evitar transformar en propiedades necesarias o intrínsecas de un grupo, las propiedades que les incumben en un momento concreto del tiempo debido a su posición en un espacio social determinado, y en un estado determinado de la oferta de los bienes y de las practicas posibles”. Damos cuenta de un momento determinado y de los habitus que se formaron, indagamos sobre la concepción de confianza que existía, sobre los tipos de corrupción “de acuerdo con la ley y en contra de la ley”. Vemos que tipo de entramado social está detrás de la cultura de la “viveza criolla”, y como las argollas funcionaban como sociedades secretas que se distinguían del resto por su adorno, por su oro. Asimismo, nos parece fundamental discutir sobre el “bien limitado”, sobre los mecanismos de ascenso, sobre el halago, sobre el raje y el sobe y sobre “la distancia prudente”, como mecanismo para prevenir tentaciones. En América Latina, la historia indica que cada gobierno intenta hacer “su” reforma administrativa en los entes recaudadores, muchas veces no pasan de simples cambios para copar la institución pero en el Perú en la década de los noventa, dentro del marco general de cambios por influencia de las políticas Neoliberales, se dieron reformas profundas en los organismos recaudadores de tributos y esos cambios también los examinamos, la importancia de la computadora, la búsqueda de una nueva imagen y la renovación de viejos vicios sobre todo en lo que respecta a la cultura de la confianza. No existe una cultura de confianza en el mérito, los nombramientos no tienen a la base el concurso interno, y eso nos parece fundamental. Necesitamos creer, tener confianza, institucionalizar una nueva forma de relacionarnos para lograr formar una comunidad de hombres íntegros que es la propuesta que planteamos, con un sesgo en la cultura, en el alma humana. No planteamos mecanismos externos de control, entendiendo por externos todo lo que no es parte de una misma área de trabajo, sino que planteamos mecanismos internos, el auto control, la competencia mutua por lograr mayor prestigio  personal, por formar un nuevo habitus con mayor capital cultural que económico. La idea es que los trabajadores se sienten parte de una comunidad que sirve a la sociedad librándola de taras que impiden la libre competencia y el desarrollo con equidad, esto es posible predicando con el ejemplo, firmando compromisos de conductas integras frente a los propios colegas. Premiando a los mejores, institucionalizando canales de reconocimiento tanto interno como frente a la sociedad. Cabe precisar que el presente trabajo tiene al área de importaciones en aduanas como su unidad de análisis. Hacia una comunidad de hombres integros