Este trabajo se propone analizar a la educación, que, como política pública fue diseñada, a lo largo de la historia de la República Argentina, para reproducir el sistema productivo; para homogeneizar la diversidad a los efectos de lograr la cohesión social; para sustituir “civilización” por “barbarie”; para suprimir del imaginario social a los pueblos originarios como sujetos creadores de cultura. Para que sea una herramienta constructora de inclusión social, el Estado debe privilegiar la promoción de los Derechos Humanos y desarrollar sus políticas con ese enfoque. En ese contexto, los sectores populares se han organizado de diversos modos y en torno a diferentes identidades y, desde allí, buscan, construyen, visibilizan, y fortalecen estas subjetividades que tienden a reflexionar críticamente y propiciar alternativas a nuestra sociedad actual. Para ello se requiere aunar esfuerzos para generar un Estado diferente, capaz de incluirnos a todos/as; y solidarizándonos con las luchas de los pueblos hermanos construir una sociedad que respete el derecho a vivir dignamente.