La lógica del sistema punitivo, anclada en el derecho penal de autor por sobre el de acto, ubica a profesionales del Trabajo Social (TS) en el papel de “evaluadores”. Esta actividad -como proceso que produce información intencionada y fundamentada- se constituye como demanda al sector profesional y función predominante en las instituciones de encierro punitivo. Pareciera que en el “correccionalismo tardío”, en tanto se disminuye la idea del tratamiento “correccional”, se mantiene la importancia de evaluar y clasificar a “delincuentes” mediante un “saber experto” que -aunque se supone en “declive” (Garland, 2012)- sigue siendo necesario o al menos resulta un eslabón ineludible para la consecución de algún “grado” de libertad, así como para aplicar la dosificación penal. Este trabajo pretende dar cuenta del desarrollo de esta función profesional, analizando las prácticas profesionales en las particularidades de los Centros Cerrados. Para ello se recuperará el trabajo de investigación acerca de las modalidades de intervención profesional del Trabajo Social en los Centros Cerrados de la provincia de Buenos Aires entre los años 2009-2013, realizado en el marco de la tesis de maestría.