Entre la Clase y Perón: la Juventud Trabajadora Peronista ante la Ley 20.615 de Asociaciones Profesionales. En 1973, con el regreso del peronismo al gobierno del Estado, la llamada “Tendencia Revolucionaria” peronista se propuso disputarle, desde posiciones político-ideológicas de izquierda, la conducción de todo el Movimiento, a su líder y fundador, Juan Domingo Perón. Con ese propósito, impulsó la creación de un conjunto de frentes de masas. Dentro de ellos, por su importancia estratégica, sobresalió la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). Esta estructura político-sindical que expresaría, al interior del movimiento obrero, a la izquierda peronista (encuadrada dentro de Montoneros), debió posicionarse y tomar partido tempranamente ante el programa y modalidad de acción que imprimió desde el 25 de Mayo de 1973, primero el gobierno de Cámpora y más tarde, el del propio Perón. En este punto, la discusión y posterior aprobación de la Ley 20.615 de Asociaciones Profesionales fue quizás la primera y más explícita prueba de fuego que debió afrontar la JTP, debido a que la misma respondía al intento de Perón de reeditar (y perfeccionar) el control estatal de tipo vertical y burocrático, sobre las masas trabajadoras. Todo el proceso de sanción de la Ley, desde su génesis hasta su conclusión (con su imprecisa, ambigua y equívoca resolución), refleja en términos dramáticos los límites del programa político de Montoneros y el alcance real de su praxis revolucionaria. Esta Ley sacó a la superficie el cuestionamiento que se extendía crecientemente en forma subterránea, acerca de la orientación de los gobiernos peronistas y el conjunto de medidas por ellos aplicadas. Pero además, la Ley de Asociaciones Profesionales, marcó la aceleración del proceso de ruptura (que había comenzado el 20 de Junio de 1973) hacia la inevitable colisión final entre Perón y Montoneros y que hará eclosión en el primer semestre de 1974. Intentaremos, al analizar la dinámica que generó el tratamiento y sanción de la Ley, una aproximación provisional a la comprensión de la tensión dialéctica que debió enfrentar la JTP- Montoneros en aquella coyuntura, al tener que optar por uno de los dos términos antagónicos de la lucha de clases en nuestro país, a comienzos de los ’70: el construir un proyecto socialista y emancipador, con la clase obrera como eje ordenador y principal protagonista o de someterse dócil y disciplinadamente al programa del nacionalismo reformista burgués de Juan Domingo Perón.