A partir de 1949, luego de la gran huelga azucarera que paralizó los ingenios y que motivó la intervención oficial a la FOTIA, principal organización obrera de la provincia, el peronismo tucumano recompuso sus filas al compás de un proceso que formalizaría un esquema de ordenamiento vertical del partido y su adaptación a un criterio que pautaba la disciplina como principio rector, definiendo de esa manera orientaciones que cerraban los caminos a disputas y a enfrentamientos que debilitan el sentido primario del espacio que era el de estructurar un partido sin fisuras, sujeto a un orden y a una orientación establecida. Luego de la Administración de Carlos Domínguez un gobierno de transacción encabezado por Fernando Riera, procuró apaciguar los enfrentamientos entre las líneas internas del peronismo, sujetando los disensos y formulando un llamado al respeto a las decisiones orgánicas, a la disciplina y al orden. Sin embargo, en 1952 en circunstancias de una nueva elección para gobernador las tensiones afloraron y el desencuentro originario entre sindicalistas y políticos volvió a plantear el componente heterogéneo en la formación del peronismo provincial que puso de relieve, a pesar del tiempo transcurrido, los modelos antinómicos presentes en las formulaciones partidarias. En ese esquema de tensiones, el derrotero seguido en la gestión del Gobernador Cruz ofrece un laboratorio interesante para indagar acerca de la evolución de esas tensiones y las derivaciones al interior del peronismo tucumano de un esquema de organización que, aun bajo el accionar de órganos trabajando por la unidad, revelaba los desencuentros entre sectores que, perteneciendo al partido, formulaban ideas, estilos y programas variados y muchas veces contradictorios. El trabajo, persigue desentrañar las bases de esos desencuentros, en procura de establecer cuales eran los factores que impedían la tan ansiada unidad del partido. En ese marco, las vertientes obreras del partido y la estructura burocrática derivada del armazón político del mismo manifestaron desencuentros que merecen ser observados a la luz de los nuevos estudios, en el afán de avanzar en la observación de procesos que atienden la necesidad de poner a los partidos político, sus IDEA, sus dinámicas relacionales y a sus actores en el centro de la escena.