A lo largo de los diez años de gobierno del primer peronismo se debatieron e implementaron diferentes políticas de colonización y de regulación de los arriendos y aparcerías rurales. Así, en 1946 se aprobó en Diputados una importante modificación de la ley de colonización que, aunque nunca fue tratada por el Senado, generó una importante reacción de la Sociedad Rural Argentina. Más allá de este frustrado trámite parlamentario, el gobierno hizo un amplio uso de las posibilidades colonizadoras que habilitaba la legislación vigente. Se crearon un gran número de colonias para afincar a los arrendatarios y, en muchas ocasiones, se hizo uso de la expropiación para conseguir las tierras necesarias. Sin embargo, desde 1948 la política de colonización fue reduciendo su significación y el peronismo pasó a centrar su política agraria en torno a una nueva legislación de regulación de arriendos y aparcerías rurales, sancionada ese mismo año, y recibida con gran beneplácito por la Federación Agraria Argentina. La sanción de esta nueva ley era la culminación de una serie de medidas de prórroga de la situación heredada por el justicialismo, que se había sancionado para morigerar el impacto de la segunda guerra mundial sobre los agricultores. Más allá de las críticas de tipo político partidario, el radicalismo acompañó con su voto las medidas impulsadas por el peronismo. La discursividad peronista se fue centrando, desde entonces, en esta regulación del mercado de tierras, dejando de lado las ideas de la reforma agraria, que ahora sería reformulada como un objetivo de largo plazo. Luego, hacia el final de 1954, el peronismo profundizó su política de conciliación con los grandes terratenientes y modificó la ley de colonización eliminando, entre otras medidas, la posibilidad de la expropiación sin ley específica que contenía la ley de 1940. En esta ocasión, el radicalismo planteó duras críticas a casi todos los artículos de esta propuesta, aunque finalmente dio su voto en general al proyecto. En esta ponencia se analizan los debates parlamentarios, los discursos de Perón y sus ministros de agricultura, las políticas implementadas y, en particular, los posicionamientos de estas dos entidades agropecuarias frente a cada una de estas políticas analizando sus publicaciones.