El proceso histórico que se inicia con la asunción de Julio Argentino Roca a la presidencia de la Nación, es abordado en líneas generales como la sustanciación definitiva del modelo liberal en todos y sus más amplios aspectos, incluido el de los estudios históricos. Y sin duda podemos coincidir en una primera aproximación; sin embargo, cuando comenzamos a adentrarnos en las diferentes manifestaciones de la vida cultural, sobre todo en la relativa a los estudios universitarios, nos encontramos con que la situación se ha complejizado lo suficiente como para ameritar un análisis individualizado de los principales intelectuales que tuvieron la responsabilidad de llevar adelante las cátedras. En este sentido, continuamos en una línea de investigación en la que nos encontramos desde hace unos años y en la que indagamos la concepción que, sobre la historia nacional, sostuvieron y practicaron intelectuales relacionados directamente con el poder político y la vida pública del país. En esta ocasión, proponemos abordar al intelectual José Nicolás Matienzo, quien además de haber ocupado cargos políticos y cátedras académicas a lo largo de casi cincuenta años, se abocó a la publicación de obras en las que dejó sentado su posicionamiento frente al estudio del pasado nacional, en conciencia que el mismo constituía una auténtica innovación frente a un “modo tradicional” de estudiar el pasado. Así confrontó a la historia de grandes hombres, ensayando un acercamiento al pasado en la creencia que era menester “investigar cuál es la fuerza que pone a los pueblos en movimiento”. En este sentido, la sociedad argentina se le presentó parte constituyente de la humanidad en general, y llamada como todos los pueblos, a consolidar su marcha continua en la carrera de la civilización. Aceptada esta perspectiva, Matienzo profundizó su planteo acordando que la historia aparecía como la “descripción del desarrollo de un vasto organismo sometido a leyes naturales…”, exteriorizando una íntima filiación con los avances evidenciados por las ciencias naturales a instancias del positivismo. Analizaremos entonces cómo Matienzo resolvió los interrogantes que la sociedad nacional le inspiró, a partir de la lectura histórica de temas como el federalismo y la democracia argentina, en los que nuestro académico entendió que podía demostrar en amplitud y complejidad la viabilidad de su método histórico.