El trabajo aborda el proceso de emergencia y consolidación de políticas públicas orientadas a la promoción y regulación del vínculo entre el sector científico-académico y el sector productivo en el período que se abre tras la recuperación democrática en el año 1983. Se indaga por el modo en que este tema irrumpió en la agenda pública y cómo tuvo una implementación efectiva en agencias estatales y universitarias a partir de considerar tres nudos problemáticos (identificados por Plotkin y Zimmermann) relacionados con la construcción del Estado, sus élites técnicas y la producción de conocimientos destinados a la elaboración y resolución de ciertos problemas. El primero de ellos se pregunta por el modo en que se conformó un grupo de profesionales que ocupó posiciones en los organismos estatales y universitarios a partir de la posesión de capitales específicos (sociales e intelectuales) relacionados con la gestión de la ciencia y la tecnología. Interesa, en particular, conocer qué aspectos de sus trayectorias y adscripciones profesionales habilitaron su definición como expertos reconocidos en esta materia tanto para las autoridades políticas como para el grupo social sobre el que incidían estas políticas (la comunidad de científicos y académicos). Se observa, en este terreno, que inicialmente el reclutamiento de estos funcionarios obedece a un \'saber hacer\' adquirido en la práctica (que registra continuidad con experiencias de las décadas de 1960 y 1970) y que gradualmente comienza a estar asociado a procesos formativos formales que se institucionalizaron bajo la forma de cursos y posgrados. El segundo de ellos estudia la creación de agencias específicas para la implementación de este tipo de políticas, tanto en el Estado como en las universidades, y los instrumentos creados a tal fin. Se recupera el sentido y las características de experiencias pioneras como la Oficina de Transferencia de Tecnología del CONICET (1984) y la Dirección de Convenios y Transferencia de la UBA (1987), y la proliferación de este tipo de oficinas en las universidades nacionales en la década de 1990, tras la sanción de la Ley nº 23877, orientada a la promoción de la vinculación tecnológica. Un último eje de análisis concierne al papel que jugaron en estos procesos ciertas élites técnicas transnacionales que, bajo el impulso de organismos multilaterales, difundieron concepciones sobre la vinculación entre el sector científico-académico y el sector productivo en seminarios específicamente organizados a tal fin, en programas y asociaciones (CyTED, ALTEC) y también mediante la imposición de condiciones asociadas al otorgamiento de créditos.