El 10 de diciembre de 1983 Raúl Alfonsín asumió la presidencia de nuestro país. Su gobierno inauguraba el proceso de transición a la democracia, luego seis años de dictadura militar. Su gestión tuvo que afrontar los desafíos propios de un gobierno de transición, en donde convivían los elementos de la sociedad y la política de antaño con los elementos nuevos propios del sistema democrático. En lo relacionado a la política exterior había varios temas \"candentes\", la cuestión Malvinas, la paz con Chile y la negociación de la deuda, eran sólo algunos de los puntos más importantes dentro de la agenda de la cancillería argentina. En investigaciones anteriores se ha percibido una notoria reticencia de determinados actores sociales de carácter conservador en relación a las negociaciones que Alfonsín mantuvo con Chile para lograr la paz. Algunos miembros de la Fuerzas Armadas, entre ellos, expresaban en los matutinos de la época su desacuerdo al avance en las negociaciones con el país vecino ya que eso podría implicar un “avance de los chilenos sobre la Patagonia argentina”. Por lo anteriormente expuesto resulta de interés analizar las percepciones que tenían de la política exterior argentina las Fuerzas Armadas, prestando particular atención en las relaciones entre nuestro país y Estados Unidos por aquellos años. Mientras que en el plano interno, la vuelta a la democracia significó un cambio en materia de política exterior. Se dejó de ver al mundo desde la lógica bipolar Este/Oeste, para pasar a verlo desde la lógica Norte/Sur, eso modificó el modo de relacionamiento que Argentina tuvo con los dos protagonistas de la Guerra Fría, en especial con Estados Unidos. El propósito del trabajo reside en analizar las distintas posiciones de los miembros de las Fuerzas Armadas respecto de las relaciones Argentina- Estados Unidos tratando de identificar los diversos sectores al interior de las mismas. Se considera de importancia indagar acerca de sus concepciones de la política exterior en los últimos años del escenario bipolar teniendo en cuenta que durante los setenta el ejército estuvo fuertemente impregnado de un pensamiento paranoide el cual ponía el acento en la hipótesis del conflicto con los vecinos latinoamericanos y con las grandes potencias.