Como ha quedado demostrado en trabajos anteriores, el último tercio del siglo XVIII fue de importantes cambios para la Gobernación de Paraguay. Entre ellos cabe mencionar: el extrañamiento de los jesuitas, la creación del Virreinato del Río de la Plata, la libertad de comercio de 1778, la supresión de Santa Fe como puerto preciso en 1780 y la creación de intendencias en 1782. A ello debe agregarse que, desde mediados de ese siglo, Asunción, al igual que otros territorios hispanoamericanos, recibió una nueva migración de peninsulares. Estos pobladores recientes, en parte, desplazaron de los manejos mercantiles a los representantes de las familias tradicionales y también se hicieron cargo del transporte de mercancías hacia las “Provincias de Abajo”. En la investigación que aquí se presenta se intensifica el estudio de las relaciones entre esos transportistas y los comerciantes de Buenos Aires. Si bien no se cuestiona el papel central del puerto capitalino en el comercio local y ultramarino, es posible encontrar que los transportistas de Asunción fueron capaces, y tuvieron recursos sociales y materiales, para establecer tratos de igual a igual, de la misma manera que, en ocasiones, ejercieron la estrategia de fijar casa comercial en Buenos Aires, a través de sus parientes, que de Asunción se trasladaron a Buenos Aires a fin de atender los negocios familiares. Como ejemplo se puede mencionar el caso del el matrimonio paraguayo Cálcena Echeverría y Aguiar, de las familias tradicionales del lugar, quienes casaron a dos de sus hijas mujeres con transportistas y comerciantes españoles firmemente establecidos en Asunción, a la vez que uno de los varones, José Alberto, si bien viajaba frecuentemente a Paraguay, se estableció de manera permanente en Buenos Aires, donde recibía los envíos de sus cuñados Juan Machain y José González de los Ríos. De igual modo se ha constatado quienes eran las familias tradicionales que, aún sin dominar el transporte, siguieron sus lazos comerciales con grandes comerciantes porteños, especialmente en el abastecimiento de yerba y maderas, como fue el caso de Antonio María Esquivel que abastecía a Domingo Belgrano, Pedro José Recalde que lo hacía especialmente con Manuel Basavilbaso, Agustín Trigo mantuvo la conexión con José Riera, mientras que Cristóbal Aguirre recibía su cuantiosa provisión de maderas por medio de Santiago Báez y la yerba especialmente por Antonio Vigil, Florencio Zelada y Manuel García de Arze.-