Hace apenas unos años que la historia de las otras mujeres, aquellas que no pertenecían a los sectores notables, o cuyas vidas no ocupaban las páginas de las biografías, aparecen en el horizonte de los historiadores. Tarea nada sencilla cuando de sectores populares se trata. Muchas de ellas eran analfabetas, no concurrían a la escuela, no leían el periódico, no participaban en las comisiones de las asociaciones civiles y no escribían cartas o diarios íntimos, fuentes a las que la historiografía ha recurrido para descubrir las acciones femeninas en el ámbito doméstico o público. Sin embargo, existen archivos que hablan de ellas y en los que también sus voces pueden ser rescatadas: los del ámbito judicial y policial. En tal sentido, esta ponencia propone mostrar de que modos, en los documentos producidos por la Justicia de Paz y la Policía de comunidades centro y sur de la provincia de Buenos Aires, Jueces de Paz, Comisarios, Defensores de Menores, hombres, niños y sobre todo mujeres, se hacían escuchar, a través de una variedad de reclamos ocasionados por lo que consideraban la defensa de sus derechos. Si bien debemos ser sumamente cuidadosos al leer tales exposiciones desde el momento en que no podemos ignorar las mediaciones que encierran estas fuentes, insistimos en su utilidad ya que resultan imprescindibles a la hora de acceder a ciertos conflictos que no eran tratados por las instancias superiores de la Justicia. En síntesis, el archivo judicial y policial nos permite acceder a los detalles de lo que en apariencia puede parecer poco importante. No obstante, las vidas ínfimas, los personajes insignificantes, conforman lo que Farge llama la “[…] arena fina de la historia, su trama frágil aunque esencial.”1