El objetivo de este trabajo es preguntar por los efectos del establecimiento de un campo de políticas de la memoria que se ha erigido como territorio que norma los “usos públicos del pasado” en cuanto a la experiencia autoritaria. Así, la pregunta por las formas de atravesar el umbral de indistinción nos acerca a la obra de Diamela Eltit “Fuerzas Especiales” y “Los topos” de Felix Bruzzone, ambos exponentes de un intento de mover el foco de atención hacia aquello dejado por fuera de las fronteras ¿Pero qué márgenes expresan estas obras? ¿Son síntomas de la crítica reificada, desbordes de la sintaxis de la memoria en forma de pieza de museo? Zonas de indecisión que dejan al descubierto las reglas para la narración de experiencia traumática; interrogantes incomodas hacia el presente. Son estas lecturas las que permiten comprender la crítica como crisis de la perfomatividad de la narración establecida, como posibilidad de cambio del estado de las cosas, como momento ambivalente en que el agente de la potenciación es a la vez aquel que fuera sujeto de mortificación y bloqueo, como la “vacilación infinita” de Spinoza, y “el salir a paseo del lenguaje” en un radical presente de Walter Benjamin.