En el año 1999, la República Bolivariana de Venezuela inicia un proceso constituyente que da como resultado una nueva constitución refrendada por el voto de la población. Nacía un nuevo proceso político en el país, originado en el Caracazo del 27 de febrero de 1989 y liderado por un nuevo referente político de características novedosas: Hugo Chávez Frías. Este texto constitucional cambió de raíz concepciones históricas, entre las que resalta el establecimiento de una democracia participativa y protagónica, dejando atrás el modelo de la democracia representativa que había regido durante más de un siglo. Esto permitió reconocer desde la ley y el Estado procesos sociales y políticos que vienen construyéndose desde la base social y que plantean nuevas formas de organizar el territorio y autogobernarse, centrados en la participación popular: las comunas. Actualmente existen más de mil comunas y millones de venezolanos se organizan cotidianamente para darles vida y construir una nueva geometría del poder desde el territorio que habitan y construyen (Massey, 2008). En un camino de apoyos, contradicciones y disputas el proceso comunal se enfrenta a un viejo modelo de Estado, planteándose no solo la transformación del sistema económico nacional, sino un nuevo sistema político: el Estado comunal.