Hay cuestiones para reflexionar respecto del deseo de tener un hijx, en pareja o sola, y del uso para ello de la ciencia. Hay ofertas que aparentemente resuelven los inconvenientes pero que, en la práctica, revelan estar muy lejos de beneficiar a las mujeres. Desde una perspectiva de género, seguramente se discutirá el lugar que ocupa la maternidad, como deseo de las mujeres. Sin duda éste es un tema difícil. Lo que no puede estar en cuestión es el derecho que tienen algunas mujeres que quieren ser madres -y no pueden lograrlo- a acceder a los beneficios de una técnica y a ser tratadas con respeto. La violencia sobre las mujeres es muchas veces ejercida por los mismos profesionales de la salud, encargados de dar los diagnósticos de infertilidad o de efectuar las técnicas. Es habitual para las mujeres que utilizan estos servicios ser tratadas con el mote de “madres añosas”; escuchar preguntas tales como: ¿por qué no te acordaste antes? o ¿has abortado alguna vez?, como si estas fueran cuestiones a tener en cuenta para la cobertura de las técnicas.