El ser humano es una especie dentro del reino animal. Un animal político que tiene lenguaje. Retomaremos a Durkheim para explicar a la sociedad como un organismo vivo. Tomaremos cuatro acciones propias de la subsistencia animal y buscaremos demostrar cómo estas pudieron ser estilizadas y potenciadas hasta convertirse en esferas interdependientes de la sociedad moderna. Comenzaremos por el acto de comer. Desarrollaremos esta acción hasta ver como su máxima expresión en la sociedad deviene en economía. Continuaremos con el coito. Veremos como el conjunto de comportamientos que realizan al menos dos personas con el objetivo de dar y/o recibir placer sexual se relaciona con la política. Veremos como esta puede ser un derivado potenciado del instinto sexual animal. Se lo tratará desde las ansias por dominar, como también el deseo de reproducirse. En tercer lugar buscaremos las relaciones que se pueden encontrar entre la religión y la acción del dormir. Esto atravesará la cuestión onírica y la realización fantástica del mundo: el opio que adormece a los pueblos, el descanso, el rezar, etc. Por último, veremos la defecación. Pero no desde la perspectiva repugnante o nauseabunda, sino desde el acto simpático y placentero que significa expulsar aquello que uno primero tuvo que procesar dentro de su cuerpo. Esta acción de expulsar, lo entenderemos como abono para un cultivo, como la expresión animalesca de una esfera vital y grandiosa de la sociedad: la esfera de la cultura.