La mayoría de las infraestructuras bajo la ciudad son conductos para gobernar flujos (de sujetos, cosas, agua, desperdicios, energía, información, etc.). Junto a la temprana construcción de las obras sanitarias (1868) se superpusieron bajo Buenos Aires una compleja red de gas, teléfono, subterráneos conviviendo, no sin fricciones, con la “naturaleza” del subsuelo. Dicha urbanización estuvo caracterizada por una relación ambigua con el río, impermeabilizando su suelo, entubando arroyos. Ignorando su condición hídrica se subestimó el poder del agua. Martínez Estrada decía que en Buenos Aires también llueve de abajo hacia arriba refiriéndose a las aguas subterráneas que, como un elemento arcaico o “venganza de las Pampas” o retorno de lo reprimido, inundaba la ciudad. Retomando conceptos como el metabolismo urbano de Swyngedow, Jane Bennett en su idea de “materia vibrante”, “infrastructuring” de Gabrielle Schabacher, conceptos como disrupción, mantenimiento y el urbanismo como proceso socio-tecnológico de Steve Graham, esta ponencia discute la vida de las infraestructuras urbanas, el poder del agua y la ciudad como espacio híbrido a través de las filtraciones, inundaciones y humedad de la red de subterráneos de Buenos Aires. Se analizará cómo el agua (en sus múltiples ontologías) fue tomada en cuenta durante la construcción del subterráneo (1911-1944) y el modo en que el agua afecta actualmente al modo en que lidiamos con esta infraestructura, convirtiéndola en arena política.