La ruptura de la estructura espacial tradicional de la ciudad Latinoamericana, compacta y con centro único y su reemplazo por una organización espacial difusa y policéntrica ha sido acompañada por el surgimiento de nuevos “artefactos” urbanos como son: centros comerciales, avenidas y barrios cerrados. Estos conjuntos urbanísticos se interconectan por vías, usualmente congestionadas, sin la continuidad espacial que presentaba la ciudad compacta. La reestructuración espacial experimentada por las ciudades latinoamericanas ha tenido impactos duales. Por una parte, con una buena dotación de infraestructura y servicios, donde están la población de mayores ingresos, y por otra, generalmente la mayoritaria, con múltiples problemas, donde se concentran los hogares de bajos ingresos. Asi, encontramos la pregunta ¿Dónde vivir? obedece a patrones de fragmentación de la ciudad, generados por las nuevas políticas habitacionales, que produce espacios bien definidos con características propias no solo de localización, infraestructura, equipamientos o calidad, sino de una serie de códigos y valores que se aceptan y se obtienen implícita y explícitamente. Los barrios cerrados, son propuestas que desde el urbanismo han surgido como respuestas de la sociedad en la que vivimos.