Esta reflexión acerca del aprendizaje del oficio de investigación en Antropología Social proviene de mi trabajo como docente de la asignatura Metodología y Técnicas de la Investigación de Campo en el Departamento de Antropología (FFyl-UBA). Una de las ideas fuerza del curso, delineado hace mas de 20 años por G. Batallán, consiste en que los estudiantes aprendan a realizar investigaciones empíricas desde preguntas y problemas propios, donde la experiencia de campo oficia como una introducción a las técnicas y como forma de delinear con mayor precisión interrogantes de investigación. Esta idea está afirmada en consensos actuales: P. Bourdieu y L. Wacquant advirtieron acerca del fetichismo de las técnicas, las decisiones sobre las aproximaciones empíricas de modo aislado, siguiendo modas académicas, sin reconocer su articulación con los problemas de investigación. Sin embargo, trabajar sobre ello en una asignatura de grado plantea interrogantes específicos: los accesos y el despliegue de las técnicas de campo suelen demorar, y delinear un interés propio implica un proceso de maduración conceptual difícil para los estudiantes en un cuatrimestre. Por ello, aquí trataré de fundamentar la importancia d la díada problema-experiencia de campo para que los estudiantes aprendan el oficio de investigar.