Las pantallas son hoy el lugar por excelencia de exhibición y circulación de imágenes. Allí, suelen propagarse como un virus que afecta todos los ámbitos de nuestra vida, incluso los más privados. En paralelo a la crisis actual del COVID-19, hay un correlato virtual de la crisis que surge a partir de su viralización en imágenes. Podemos, entonces, afirmar que hay una dimensión discursiva viral que acompaña la pandemia en su dimensión física. ¿Qué imágenes integran esa dimensión? Partiendo de nociones como imagen pobre (Hito Steyerl), la ponencia propone un breve análisis de algunas imágenes que consideramos pertenecer a esa dimensión viral. Basándonos en principios como velocidad, intensidad y difusión (ibid.), dicho análisis propone indagar y problematizar sus usos estratégicos, lanzando hipótesis sobre los posibles efectos que estos pueden tener en las conductas individuales y colectivas. Se busca así trazar dos líneas paralelas: la viralidad concreta, material y tangible de la pandemia actual, y la viralidad simbólico-subjetiva del uso de la imagen. Por último, partiendo de múltiples interrogantes, buscaremos desplegar una reflexión en torno a la posibilidad de la curaduría para constituirse como tarea curativa y agente inmunizador, propenso a resistir a la proliferación de las significaciones virales que dominan.