Con la llegada de la pandemia se pusieron en evidencia las flaquezas en cuanto a organización y bienestar que venía atravesando el campo artístico y cultural. La precariedad que se cernía sobre los trabajadores y trabajadoras de este campo, y que era paliada, a manos llenas, sobre la marcha, terminó por desbordarse con los cambios en las dinámicas de circulación y consumo que trajeron consigo las medidas sanitarias que desencadenó la pandemia. Ante esta acentuación ¿Cómo respondió esa población fragmentada que se distribuye a lo largo y ancho del campo cultural? En esta ponencia propongo un análisis de cómo en el caso colombiano una parte considerable de los y las artistas se \"organizaron\" convirtiéndose en puntas de lanza, pronunciándose y movilizándose con la esperanza de salvar principalmente al mercado artístico y sus dinámicas, y apoyando la salvación de esas debilitadas e incompetentes instituciones organizadoras del mundo del trabajo que son los espacios comerciales de arte. Como parte de esta ponencia propongo también analizar cómo el gobierno colombiano respondió gustoso a esta regresiva imposibilidad de pensar en alternativas con convocatorias y propuestas que apuntan a estimular y reactivar los debilitados órdenes dominantes tradicionales que lo que único que harían es reproducir las condiciones precarias de vida y producción que primaban en el campo artístico colombiano antes de este contexto de pandemia.