La masculinidad es una práctica social que involucra estructuras sociales en los diferentes procesos históricos, lo que modifica al cuerpo y a lo que los cuerpos hacen. La dominación masculina es un ejemplo de un tipo de sumisión que se ejerce a través de caminos esencialmente simbólicos. Este poder de ser invisible es una habilidad que logró transformar la historia para naturalizar el comportamiento de los sujetos en sociedad. Se trata de prácticas que se realizan en la familia, en la escuela, desde el Estado y a través de las políticas sociales. Estas últimas operan como mecanismos de soportabilidad social, que se incrustan en el cuerpo a partir de situaciones problematizadas. Lo que condiciona la reproducción de la vida de los grupos sociales y operan en la distribución secundaria del ingreso. Todo ello en un contexto en el que los varones transitan una crisis de autoestima en sus vidas ante la falta de trabajo. La ponencia es un avance del conocimiento hasta el momento sobre la relación entre políticas sociales y masculinidad. En el marco de una tesis de Maestría en Investigación en Ciencias Sociales.