Con la actual pandemia del COVID-19 estamos vivenciando de manera acelerada y transparente, por un lado, la falsa apariencia “natural” o “azarosa” (a lo que construcción y reproducción respecta) de las ciudades y sus espacios y, por otro lado, la lógica predominante que atraviesa la ciudad neoliberal en la actual crisis del capitalismo tardío: la lógica mercantil del valor del cambio. Gran parte de las ciudades se conforman a partir de la concentración geográfica y social de un excedente en la producción. Esto nos hace pensar la ciudad, así define Harvey, como un sumidero de capital excedente; la urbanización capitalista se articula a partir de la (obligatoria necesidad de) extracción de un excedente para los constantes intentos de valorización. La ciudad en su forma capitalista es una mercancía en búsqueda permanente de zonas rentables para la producción, reproducción y absorción de capital al circuito económico donde se inscribe. Aquí se tratará de exponer y entrever algunas de las dinámicas en la que se inserta la ciudad-capitalista de Granada (Estado español) —y más en detalle, del barrio del Albayzín—, así como sus efectos sobre la clase obrera y desposeída circunscrita a este territorio.