Este trabajo se propone analizar las dinámicas sociales que atraviesan a la plaza como espacio urbano, específicamente en su conceptualización de carácter público, y en su promoción de mecanismos de inclusión o segregación social. Sirviéndose de un paralelismo con los barrios cerrados, basado en los trabajos de Svampa y Robert, se examina el proceso histórico privatizador que se viene desarrollando desde las últimas décadas y el rol del Estado como configurador de los tipos de lazo social en su política de consumo y utilización del espacio público, como también su producción de tipos de ciudadanía. La constitución histórica de la plaza como espacio público por excelencia se ve ultrajada en su devenir privado y socialización cada vez más restringida. Se propone, por último, una reflexión sobre otro eje temático: cómo se vieron afectadas las dinámicas descriptas respecto de la configuración del espacio de la plaza pública durante la pandemia, llegando a ser el lugar preeminente de socialización -un refugio casi- ante el cierre obligatorio de los espacios privados como lugar de encuentro y la “reapertura” de lo público como única forma permitida de sociabilidad.