Los complejos procesos de interacción social que se dan dentro de los límites de las ciudades se ven condicionados por barreras urbanas de diferente tipo: materiales, simbólicas, sociales. Dentro de las barreras materiales más polémicas, las infraestructuras del transporte se convierten en elementos controversiales. Muchas de estas barreras no son construidas con el objetivo de separar, todo lo contrario, el objetivo principal es unir dos puntos de la manera más eficiente y rápida posible. Pero los cambios en los paradigmas de la movilidad y de la ocupación del territorio que se pone a disposición en nuevos emprendimientos inmobiliarios, generan un impacto en estas infraestructuras que deben ampliarse, elevando los estándares de seguridad hasta convertirse en importantes viaductos prácticamente infranqueables de manera transversal. El caso particular del municipio de San Isidro y su relación con la traza de la autopista Ing. Pascual Palazzo (Panamericana) resulta de especial interés para estudiar el impacto de estas infraestructuras en la composición territorial del distrito y su influencia en los procesos de interacción social. Los procesos político-económicos que se fueron desenvolviendo entre los años 50’ y la primera década del siglo XXI fueron marcando el ritmo del desarrollo de una autopista que en sus orígenes se planificó con vistas a unir el continente americano.