En Argentina, al igual que en otras naciones, la pandemia puso en evidencia que desigualdades preexistentes en torno al acceso hábitat, a distintos bienes, al trabajo y a los servicios, no solo tornaban dificultoso el cumplimiento de las medidas de aislamiento social y de cuidado dispuestas por el gobierno, sino que también profundizaban otras emergencias, además de la sanitaria (De Souza Santos, 2020: 53). En la periferia, espacio en donde conviven tanto sectores sociales populares relegados como acomodados auto-segregados, esta situación se tornó mas compleja debido a su diversidad, dinamismo y el déficit estructural en infraestructura y servicios que padece. Desde el Estado (en sus diferentes escalas) se han elaborado políticas para paliar la situación que han sido analizadas en ciudades más grandes, sin embargo en centros urbanos intermedios como Bahía Blanca, los estudios sobre la materia son áun escasos. Presenta una periferia al sur -suroeste y este de media densidad (donde según el RENABAP hay 32 villas y asentamientos) y otra al norte noreste de muy baja densidad y trama abierta tipo parque, propio de un modelo urbano socialmente segregado y débilmente estructurado, que exige una actuación inmediata para disminuir las inequidades y aumentar la accesibilidad de los sectores vulnerables. En este trabajo nos proponemos analizar qué tipo de intervenciones estatales en torno al hábitat se produjeron en contexto de pandemia en Bahía Blanca y su incidencia.