En los últimos años lxs millennial, nacidxs entre 1985 y 1995 (aproximadamente) han sido objeto de análisis, discusión y reclamo de generaciones jóvenes y adultas por igual. En los últimos años, desde el sentido común y las reflexiones sociales se ha caracterizado a esta generación específicamente respecto de su vinculación con el mundo del trabajo. Se los considera como faltos de compromiso, un grupo que no busca estabilidad ni desarrollo profesional al interior de un mismo empleo, sino maneras de trabajo desestructuradas, altamente vinculadas a relaciones laborales informales donde la flexibilidad gobierna y la falta de estructuras laborales se ve como algo deseable. En una generación donde se supone que debe desearse ámbitos de trabajo flexibles y desestructurados, nos preguntamos ¿qué pasa con las personas que provienen de familias de clase obrera? ¿Las condiciones materiales permiten el desarrollo de esas trayectorias supuestamente deseables por el estereotipo de la generación? ¿Son limitaciones de clase las que impiden u obstaculizan el desarrollo de estas trayectorias? ¿O es que estos deseos no corresponden necesariamente a las generaciones, sino a las exigencias del mercado laboral? ¿Cómo se experimentan y expresan las tensiones entre el imperativo millennial y las restricciones del mercado del trabajo entre millennials provenientes de familias obreras? Para responder estas preguntas, nos centraremos en el análisis de entrevistas biográficas, realizadas en el marco d