La pandemia de coronavirus que irrumpió en el mundo globalizado desde principios de 2020 y continúa en este 2021, trajo aparejados múltiples problemas y desafíos, que cada país aborda según sus posibilidades. Un aspecto común a todos ellos, que no puede desatenderse, es que las formas más graves de la enfermedad y la mayoría de las muertes ocurren a personas de más de sesenta años, acentuándose en los mayores de setenta. Esta nueva consecuencia de la transición demográfica obliga a gobiernos y sanitaristas a pensar políticas diferenciales para este colectivo. Nuestro país transita también dicha problemática y desde el inicio de la infección local, hace trece meses, los/as viejas fueron parte de discursos, con el objetivo manifiesto de \"cuidarlos/as\". Particularmente en CABA, uno de los distritos más envejecidos de Argentina, la situación arreció con fuerza. Fueron las personas de edad, quienes en un principio ocuparon más camas de hospitales y aumentaron la tasa de letalidad. El trabajo indaga y compara las políticas para adultos/as mayores de Argentina y CABA en este período, sus alcances, aciertos y limitaciones y, fundamentalmente cuestiona la homogeneización de la vejez y la ausencia de la perspectiva de derechos en muchas de ellas.