Durante el 2020 y cómo resultado de la pandemia y las medidas de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), se evidenció una tensión en la relación entre las tareas de reproducción social y la militancia sindical de las mujeres. A la luz de la teoría de la reproducción social y de la creciente feminización del trabajo identificamos que se exacerbó una sobrecarga de tareas de reproducción social que realizan las mujeres. Aquellas que desarrollaban a su vez actividades sindicales o eran delegadas vieron afectadas su forma de participación en dichas organizaciones, las cuales adquirieron nuevas dimensiones. Para esto desarrollaron innovadoras estrategias para continuar y mantener ese tipo de organizaciones activas y dar continuidad a sus actividades, tales cómo asambleas virtuales, grupos de la red social Whatsapp, entre otras. Cómo resultado vemos que hay un aumento de la concurrencia de mujeres a las asambleas a través de las plataformas online, que bien podrían ser coyunturales o bien mantenerse en el tiempo. Mientras que por otro lado, vemos que estas nuevas formas pueden llegar a suplantar las medidas de fuerza concreta ya que podrían no existir prácticas materiales y/o contacto de proximidad entre los y las militantes.