Entrelazando la etnografía espontánea en el Cementerio San Jerónimo de la ciudad de Córdoba, Argentina, con los discursos públicos expresos en revistas y periódicos locales; propongo exponer y reflexionar en torno a las estrategias incorporadas por la nueva normalidad, desde un revisionismo de las formas de practicar la ciudad, a partir de las relaciones con los difuntos. ¿Cómo se incorporan y significan las experiencias de muerte a partir de las medidas de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO)? ¿Cuál es el trato que reciben las muertes previas al contexto de aislamiento? En este sentido, el aporte del registro propuesto es que nos ayuda, como investigadores imbuidos de su objeto de estudio, a desandar los caminos que van de la ciudad de los vivos a la ciudad de los muertos, condensando sentidos y relaciones simbólicas matizadas en distintos aspecto de lo que hemos heredado como paisaje urbano en el que incorporamos a nuestros difuntos. ¿Cómo se mantienen y resignifican estos vínculos en un contexto donde el miedo es el otro, el lugar de aglomeramiento, la circulación? ¿Qué se necesita entonces para redefinir estos lazos en un nuevo contexto cuando la ciudad sigue siendo la misma?