A partir de este trabajo proponemos un análisis antropológico de un conjunto de tecnologías biomédicas producidas y aplicadas, con el fin de hacer de los cuerpos objetos moldeables y controlables. Nos referimos particularmente, a las personas transexuales que concurren al sistema de salud en búsqueda de intervenciones corporales y que han planteado nuevos desafíos a la industria farmacéutica, las tecnologías aplicadas a la producción de prótesis y las técnicas quirúrgicas. Todas ellas condensadas en la producción de nuevas materialidades y subjetividades, nuevos modos de ser y de estar en el mundo. La transexualidad se caracteriza por un fuerte deseo de vivir y comportarse como del sexo/ género “opuesto” a la categorización que fue médica y socialmente asignada al momento del nacimiento. Se plantea una falta de correspondencia entre un sexo “corporal” y un sexo/género psicológico, “sentido” por las personas que atraviesan esta experiencia; aunque no todas, por diferentes motivos, desean y/o acceden a una cirugía de “reasignación de sexo”. Dentro del sistema de salud, estos “casos” son diagnosticados como disforia o trastorno de identidad de género, justificando como “médicamente necesarias” una serie de intervenciones a las que se someterá el organismo. Éstas podrán ser de carácter: hormonal, estético y/o quirúrgico y su aplicación arrojará como resultado el cuerpo “sano” y “bien adaptado” de la biomedicina; a la vez que, el cuerpo-proyecto “soñado” por las personas transexuales. Un espejo que permita reflejar las añoranzas “correctivas” de un ideal de cuerpo “natural y adecuadamente” sexuado, que comparten tanto las personas transexuales como los profesionales de la salud.