La Villa 31 de Retiro – barrio marginado en la ciudad de Buenos Aires con 40.000 habitantes- canaliza la mayor salida habitacional de recién llegados del Interior y de países vecinos como Paraguay, Bolivia y Perú. Muchos consideran a sus habitantes perversos e inferiores (Freire), incluso dentro del barrio. Desde este preconcepto, la ciudad domina culturalmente a quienes llegan y deben adaptarse a nuevos universos simbólicos, estimulando su masificación y anulándolos como sujetos que deciden. La vida cotidiana en la Villa 31 se ve afectada por esta situación, lo que se refleja en la interrelación dentro del centro de educación pública secundaria para adultos (CENS) que –situado frente a la villa- funciona con su población. Fue esta realidad la que impulsó al CENS en el último quinquenio a orientarse -desde la propuesta freireana de acción cultural para la libertad- a prácticas pedagógicas de integración que surgen del conocimiento y valoración de la diversidad cultural desde el centro educativo hacia la comunidad barrial. Y sobre esta base se desarrolla anualmente en el CENS el proceso que culmina en la Fiesta de las Culturas, con participación de los estudiantes de todos los cursos y sus familias, vecinos y amigos. Al respecto, nos interesó analizar desde la perspectiva teórica y metodológica la viabilidad de la experimentación social y pedagógica ligada a prácticas que – aún dentro de las lógicas educativas institucionales- procuran ser disruptivas y tienden a la recomposición de la organización popular.