En este trabajo proponemos acercarnos a algunos de los sentidos acerca de lo que significaba ser joven durante los sesenta. Consideramos que aquellas personas que las sociedades reconocen como jóvenes, y los sentidos que esto involucra, se transforman durante el tiempo. Además, implica miradas encontradas y múltiples definiciones: de los y las jóvenes acerca de sí mismos, y de los otros hacia ellos. En este último sentido, en las sociedades contemporáneas juegan un rol muy importante los medios de comunicación. Aquí analizaremos las representaciones acerca de la(s) juventud(es) ofrecidas por el diario La Nación, medio que entre 1965 y 1973 publicó una columna dirigida específicamente a los y las jóvenes. Afirmaremos que dichas representaciones no fueron estáticas ni unívocas, sino que sufrieron transformaciones vinculadas al contexto social, político, económico y cultural nacional e internacional. En este análisis partimos de la premisa de que “juventud” no es una categoría homogénea. Por el contrario, pensamos en múltiples formas de ser joven y de representar lo que esto significa. Diversas experiencias vinculadas al lugar en que se habita, los espacios de sociabilidad, los grupos de pares, las condiciones socio-económicas, etc. Tampoco puede resumirse a una cuestión biológica, como hemos dicho se trata de un producto social. Concebimos a los años sesenta como un período que excede los límites temporales de una década. Durante el mismo se produjo una gran visibilización de los sectores juveniles, de la mano de su creciente participación en el mercado de consumo, el aumento de su inclusión en el sistema educativo y su presencia en la protesta social y política.