Las celebraciones en la escuela cumplen una función ciudadana en tanto conmemoran hitos y personajes de la vida política y social de una nación. Son espacios de encuentro entre generaciones donde se reafirman tradiciones, se transmiten saberes y valores compartidos por la comunidad. En este contexto, los festejos por el día del maestro renuevan las representaciones sobre el deber ser docente encarnados en la trayectoria y figura de Domingo F. Sarmiento. Este alto en la vida escolar cuyo rito incluye el canto del himno a Sarmiento, lecturas de discursos y entrega de regalos a los maestros por parte de los estudiantes, fortalece el ethos que constituye la tríada docente-alumno-conocimiento. Ahora bien, ¿Qué sucede cuando las actividades conmemorativas se vuelven críticas de la práctica docente? A partir del análisis de una actividad realizada en la escuela Federico García Lorca por el día del maestro, se abre un espacio para la reflexión sobre las dinámicas y lógicas educativas.