El trabajo es una reseña de una investigación bibliográfica con análisis de casos (ritos de la vida cotidiana, fiestas y celebraciones) en el que se aborda el fenómeno ritual como un acontecimiento elaborativo colectivo y singular de puntos de discontinuidad en la existencia de todo ser humano: el nacimiento, el crecimiento, la iniciación y maduración sexual, la muerte. Se acude a la bibliografía clásica de la antropología simbólica entrecruzándola con la teoría del psicoanálisis. De este modo, los llamados ritos de paso permiten transitar momentos disruptivos subjetivos y sociales de la vida en comunidad. Como hipótesis central, se considera que el desarrollo psicosexual conllevaría mayor tensión si no existiesen los ritos colectivos como “amortiguadores” simbólicos del devenir. El trabajo responde a dos preguntas fundamentales, una referida al valor del ritual en el lazo y el intercambio social, y la otra sobre la relación existente entre lo singular de cada sujeto y la comunidad en torno al ritual. Se concibe al acontecimiento ritual como marco para transitar los cambios en el desarrollo subjetivo y sus implicaciones afectivas (incertidumbre, inseguridad, temor). A los modos fijos de relacionarnos con nosotros mismos, con los otros y con el mundo, las crisis vitales alteran el orden preestablecido en nuestra identidad, en nuestro estatus social, y en nuestra identidad corporal; siendo los ritos los que funcionan como prácticas saludables para que los tránsitos no sea tan disruptivos, funcionando como amortiguadores psicosociales brindando protección y resguardo subjetivo-social. Finalmente, se aborda la dimensión expresiva del ritual en relación a la implicación corporal-afectiva de los sujetos partícipes en él. El cuerpo es la sede sobre la cual se van a realizar los intercambios simbólicos, en los que se van a expresar los afectos, liberar las pulsiones y experimentar sabores, miradas, y estímulos táctiles.