Desde finales del siglo XX, incrementos de precios internacionales, cambios macroeconómicos nacionales y saltos de escala y productividad han reconfigurado territorios heterogéneos, modificando las lógicas de producción agropecuaria a nivel local. A escala nacional, puede observarse I) un proceso de “agriculturización” protagonizado por la expansión en la superficie implantada de soja; II) un corrimiento de la “frontera agrícola” hacia zonas extra-pampeanas; y III) un aumento de escala y productividad asociado a la incorporación de nuevas tecnologías de procesos e insumos -vinculadas a tres fuentes: biología y la genética, la agroquímica y la mecanización de los procesos de producción- VI) una implementación de nuevas modalidades de gestión, que requieren elevadas inversiones – pools de siembra, la siembra directa, la contratación de tierra y maquinaria por cosechas, entre otros- VII) una profundización de las lógicas de producción extensivas, vinculadas a una concentración de las explotaciones de producción. A partir de dichas transformaciones, se observa que durante la el período de pos-convertibilidad, se afirma y consolida la rentabilidad en el sector agrícola. Sin embargo, el aprovechamiento de tales fuentes podrá variar según la trayectoria/capacidad/posición de los agentes económicos para vincularse de manera provechosa con las mismas. En este contexto, el siguiente trabajo se busca comprender las capacidades de reproducción de los diversos actores del sector agropecuario a partir de las relaciones tecno-productivas entabladas entre ellos.