La comunidad se funda en un acto de violencia originaria. Este apotegma de sesgo freudiano, toma una particular actualización en las representaciones cinematográficas post-dictatoriales argentinas, en la necesaria y trágica refundación social luego de un genocidio. Albertina Carri, directora referente de la renovación de los relatos en torno al pasado reciente (Los Rubios -2003-), en sus films subsiguientes (Geminis -2005- y La Rabia -2008-) propone narraciones donde la filiación primaria y la violencia ocupan su interés. ¿Cuáles son los vínculos entre violencia y comunidad expresados en estos distintos films de Carri?¿Cómo interpretar el pasaje de la narrativa subjetiva de Los Rubios, a una narrativa de fábula campestre de relaciones familiares pseudo barbáricas en La Rabia? ¿Qué nos dicen estos vínculos de la relación entre violencia, política y comunidad, en la Argentina post-dictatorial, y contemporánea? ¿Y qué de las relaciones entre política y representación, de la política de la representación, para pensar las narrativas contemporáneas? Algunas de estas preguntas intentaran responderse en el presente trabajo, con el afán de indagar en los vínculos entre narratividad y política, en el marco de una contemporaneidad argentina, legado de una post-dictadura que no deja de espectralmente acosar el presente.