Los niños se ven afectados por los conflictos armados de muchas maneras. En diversas partes del mundo, el reclutamiento se produce ya sea por las mismas fuerzas armadas del país o por grupos armados irregulares. Desde la aparición de las nuevas formas de conflicto, en los que se enfrentan ejércitos regulares y la guerrilla, los niños han pasado a desempeñado un papel predominante en los movimientos de resistencia. En muchos de los conflictos actuales, los menores participan directa y activamente en los enfrentamientos, suelen portar armas, realizar tareas de inteligencia militar o son utilizados como camicaces en los actos terroristas. Pero la participación dentro del conflicto no se agota solo en ello, son utilizados además para desempeñar diversas tareas de apoyo a los combatientes: como escoltas, mensajeros, cocineros, portadores de armas pesadas, etc. Este trabajo no pretende realizar una descripción detallada de las situaciones por las que atraviesa un niño cuando es reclutado para la guerra; a lo que nos acotaremos en esta ponencia es a reflexionar desde el derecho internacional humanitario: ¿Quién es un niño soldado? ¿Cuáles son las normas que lo protegen? ¿Los niños soldados son victimas o victimarios? y en referencia con ello ¿Un niño puede ser detenido? Para realizar este pormenorizado análisis se tomará el caso de Omar Khadr, un niño soldado de 10 años que fue capturado por las fuerzas armadas norteamericanas en Afganistán en 2002 y detenido durante años en Guantánamo. En 2010, se comenzó el juicio en la misma cárcel, donde fue condenado a 40 años por un tribunal militar, bajo el argumento de que el niño se había declarado culpable. Este es solo un caso testigo, de una lista de miles de niños que son detenidos por su participación, voluntaria o forzada, en las hostilidades.