En el peronismo clásico se construyó un relato canónico para representar los acontecimientos del 17 de Octubre de 1945. Al ser el peronismo proscripto, los contenidos de dicho relato quedaron flotantes y diversos actores políticos tomaron algunos de ellos para componer imágenes y representaciones propias sobre los acontecimientos. Durante los años de su existencia la organización político-militar Montoneros atravesó diferentes etapas en su relación con el mito de origen del peronismo. Entre los años 1970 y 1972 no produjo innovaciones en la recuperación de la fecha y retomó las caracterizaciones de la Izquierda Peronista que en la década del ’60 había considerado al peronismo como un movimiento de liberación nacional y a la fecha como una gesta revolucionaria. Sin embargo, sí caracterizó su propia existencia como una consecuencia histórica de los acontecimientos del ’45. En 1973, en cambio, la memoria sobre del 17 de Octubre entró en disputa entre la juventud de izquierda y la juventud de derecha, mostrando de manera privilegiada el funcionamiento especular que asumieron estas facciones. Este proceso encuentra correlato en la necesidad de cada actor de definir su posicionamiento ideológico dentro del espectro peronista, proporcionando definiciones como las de la lealtad (como criterio de pertenencia al peronismo) y su opuesto, la traición. En los años del gobierno de Isabel la derecha obtuvo el monopolio de conmemoración sobre la fecha y la izquierda retrocedió en su interés por recuperarla. Finalmente, durante la dictadura, y como parte del diagnóstico de Montoneros sobre el agotamiento del peronismo, su relación con la fecha se volvió nula.