La ciudad de Mendoza, en su carácter de metrópolis regional de un país capitalista periférico, refleja una situación de producción injusta de su territorio plasmada en una topografía que segrega espacialmente y polariza socialmente. Interpretar el fenómeno de la informalidad nos exige comprenderla, no como ejercicio exclusivo de los sectores populares, sino como el resultado de disputas y dinámicas cotidianas desde las cuales se configura la ciudad. En la producción territorial de la ciudad de Mendoza encontramos un espectro de ilegalidades, algunas con formas bastante explícitas, y otras por el contrario, invisibilizadas o disimuladas. Entre ellas aparecen: loteos clandestinos e irregulares, ocupación urbana de zonas con prohibición ambiental, construcciones precarias en zonas de alto riesgo, expansión de urbanizaciones cerradas sobre suelo agrícola, ocupación y apropiación de espacios públicos, etc. Se suele afirmar que estos problemas urbanos resultan de la falta de planeamiento; sin embargo, consideramos se vuelve necesario identificar algunos aspectos e interrogantes sobre las relaciones entre política urbana, regulación del uso de la tierra y los procesos de exclusión socioespacial que nos guíen en un debate de la informalidad y su relación  con la producción formal de la ciudad de Mendoza. ¿De qué hablamos cuando hablamos de informalidad urbana?  ¿Se pueden diferenciar informalidades legítimas e informalidades ilegítimas desde una normatividad democrática? ¿Qué semejanzas y diferencias existen entre los procesos de regularización de los diferentes tipos de informalidades?  ¿Quiénes padecen la informalidad urbana y quiénes le sacan provecho? ¿Qué impronta tienen las políticas públicas?