La distinción temprana que efectúa Habermas entre trabajo e interacción, la primera refiriendo a la acción racional con respecto a fines, la segunda a la acción comunicativa, simbólicamente mediada, resulta clave para entender la totalidad de su obra, así como su crítica a las tradiciones desde las cuales erige dicha obra. Con esta distinción Habermas busca, en primer lugar, separarse de Marx, que según él habría reducido toda praxis a trabajo, lo cual lo habría conducido a una visión ingenua respecto a que el desarrollo de las fuerzas productivas conduciría por sí mismo a la emancipación humana. En segundo lugar, busca superar el pesimismo de la última etapa de la teoría crítica (particularmente en Adorno y Horkheimer), la cual, siempre según Habermas, no habiendo efectuado esta distinción pero habiéndose desembarazado de la visión ingenua de un desarrollo de las fuerzas productivas emancipador, habría quedado encerrada en el círculo vicioso de una crítica de la razón instrumental sin salida posible. El propósito de la ponencia consiste en reconstruir la argumentación habermasiana siguiendo el hilo de esta distinción, tomando nota de algunas de sus potencialidades pero particularmente de sus deficiencias. Sobre esto último, interesa resaltar que Habermas parte de una lectura poco atenta del concepto de trabajo en Marx, que no es sólo proceso técnico sobre la naturaleza sino ante todo relación social. En este sentido, se planteará que la distinción dialéctica que establece Marx entre trabajo concreto y trabajo abstracto, permite realizar un abordaje crítico de las sociedades modernas capitalistas bastante más complejo del que supone Habermas, y que además podría echar luz sobre algunas insuficiencias que acarrea para el análisis crítico la rígida distinción entre trabajo e interacción.