La ponencia problematiza el rol de los liderazgos políticos en la constitución y transformación de las identidades políticas luego de lo que se dio en llamar “crisis de representación” en Argentina. Para ello, se analiza el caso del peronismo en la provincia de Santa Fe durante el período 1991-2007, a lo largo del cual se produjeron las transformaciones más importantes en las principales culturas y sujetos políticos de nuestro país, tanto a nivel nacional como local. El caso santafesino se vuelve interesante para el análisis de estas cuestiones porque el peronismo ha sido – y lo sigue siendo- una cultura político-partidaria con fuerte enraizamiento en la provincia, y porque ha gobernado la misma –salvo en períodos de proscripción electoral- a lo largo de toda su historia política hasta el año 2007, cuando gana por primera vez una fuerza distinta (representada por el Frente Progresista Cívico y Social). El período que analizamos está marcado por la alternancia de dos gobernaciones justicialistas a lo largo de cuatro períodos consecutivos. Cada uno de estos gobernadores presenta un perfil político específico, que describiremos a partir de la reconstrucción de sus respectivas trayectorias políticas. Ambos tipos de liderazgo político, con sus particularidades, constituyeron una dimensión central a la hora de aglutinar fuerzas y generar consensos políticos y sociales tanto hacia adentro del peronismo como entre la ciudadanía. La alternancia entre el ejecutivo y el legislativo, los particulares patrones de reclutamiento de los máximos representantes del Partido, la influencia de los vínculos de confianza personales y la trayectoria político-partidaria fueron elementos que, capitalizados principalmente por uno u otro líder, hicieron que (entre muchos otros factores) el PJ permaneciera en el poder durante todos esos años y resistiera la fragmentación que todos los partidos políticos, en mayor o menor medida, atravesaban en tiempos de crisis de representación política.