La ponencia plantea la particularidad con que se resuelve la llegada de los TICS en una escuela albergue rural, cuyo acceso es muy dificultoso (unos 40 kms, sólo transitable a pie o animal). El posible aislamiento que hace suponer las dificultades de acceso, se descartan rápidamente por el aprovisionamiento de TICS (computadoras, DTV), y otros medios de comunicación menos modernos pero más básicos como el equipo de radio conectado a la red provincial, y la radio, que capta un par de señales de FM. No obstante, los accesos y usos de las tecnologías vienen condicionados por sus contextos locales, además de los desajustes institucionales que comprometen la posibilidad de los mismos. Un registro de su cotidianeidad sugiere que, luego de palpar estas tecnologías, el deterioro y/o el uso condicionado de las mismas, refuerza la construcción de una identidad atravesada por el aislamiento. Por las tecnologías, estar aislados o conectados ya no es una cuestión geográfica, pero esto no significa haberlo superado totalmente. La peculiaridad del caso sugiere sospechar de que se dan “otros aislamientos” producto de los efectos de las ausencias y presencias de los TICS, en las percepciones que los agentes tienen de la cotidianeidad escolar; y las tensiones que se dan por este “uso restringido” en dicho espacio. El trabajo abre interrogantes recordando que entre la política y su aplicación hay distancias socioculturales en las que se reedita una lucha dispareja, donde medios llegan, pero sigue pendiente un “ida y vuelta”.