Memoria e identidad tienen una imbricación profunda en su mutuo desarrollo en tanto toda identidad supone memorias (individual y colectiva) y toda memoria remite a identidades. La memoria en acción, la rememoración, tiene dos niveles: uno referido a lo acontecido y la manera como eso sucedió y otro referido al modo de relatar lo acontecido. La memoria tiene por función comprender y dotar de sentido a las historias tanto personal como colectiva, siendo a través de ella que los hechos cobran sentido para uno mismo y para el grupo, presentándose asimismo del modo que se pretende que los otros entiendan esos hechos. Los miembros de los distintos grupos reconstruyen el pasado a partir de sus intereses y del marco de referencia actual y esa memoria que permite asegurar la identidad y valor de un grupo es además normativa porque implica una escala de valores y por lo tanto conductas aceptadas o no por el grupo. Así, este trabajo aborda la memoria sobre la construcción política identitaria en la colectividad ucraniana de Argentina, considerando tanto la Unión Soviética como la época posterior a ella.